viernes, abril 20, 2007

Una mañana de esas que parecen ser iguales a todas las otras...

...y en realidad, podía haber sido igual. Solo que no lo fue.
Tenía que hacer gestiones, para lo que me trasladé al centro. Estacioné en la zona donde ya no se paga (Alberdi y Manduvirá) y caminé. Caminé y caminé. Estaba lindo el día. Cielo azul y nubecitas blancas. (Tengo un poco de romántica dentro de mi nena mala.)
Primero, al Ministerio de Relaciones Exteriores... Poca fila. Me reí de 4 gestores que se repartían el botín, frente a un cartel que decía "No está permitida la permanencia de gestores en el lugar". Fue uno de esos momentos en los que deseé ser más cheta y tener un celular con cámara.
De ahí fui a la Iglesia de La Encarnación, que es el estilo que me gusta porque es puro ladrillo. Tiene escalinata. Es grande. Es majestuosa. Tiene árboles gigantes. Y tiene estacionamiento adentro para 60 autos. Negativo: está un poco feita por dentro. Interesante: será que la pintura ajada se arregla con la iluminación? Ah, la secretaria es re buena y ya me reservó el 14 de agosto...
De ahí, feliz de la vida, volví a Relaciones Exteriores. Me senté en el suelo, a tomar tereré y leer mi libro. Un rato después mi estómago empezó a rugir. Pensé que faltaba todavía para que esté mi documento, y que estaba en el centro... vamos al Lido Bar! Me senté en la barra, marche empanada de jamón y queso con pancito! Y la moza era my buena y escuché las conversaciones de todos los costados, hablaban de orquídeas y de la manera que broten lindas... y miré los pira caldo... y disfruté mi empanada... esos momentos estúpidos de felicidad!
Crucé a la plaza hippie. Mucho ao po'i y pocos aritos, igual me compré un aro y una pulsera... Miré todo y olí inciensos. De ahí, de nuevo a Relaciones Exteriores... bajé las escaleritas a ese subsuelo y veo que toda la gente se apiña frente a la ventanita de entregas. Pregun´to a un seños hasta qué número se entregaba y jme dijo 646... mmm, yo tenía 647! No iba a ser! 40 min de espera hasta la siguiente tanda de entregas?! Por suerte, no! Fueron menos de 5min, ahí ya estaba tb mi documento...
De ahí al MEC, a volver a entregar. En el camino vi a un señor que vendía alpargatas y compré una, sin pensar mucho. Será ese el modus operandi de una compradora compulsiva? Seré yo una?
Entregué todo... y volví a mi auto. Y de tan feliz que estaba, hasta manejé sin estresarme a la vuelta. Gracias a Tori Amos por su invaluable compañía.

P.D. Nada Que Ver Del Día: Esa iglesia es demasiado linda

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