martes, julio 17, 2007

Solidaridad?

Es tarde.
Es tarde y estoy enojada.
O confundida.
Cuando era más chica, "ser solidaria" era más fácil. Bastaba con darle pan y ropa al que me tocaba el timbre, chocolate en la plaza el día del Niño, a los del semáforo pelotas y muñecas en Navidad y moneditas todos los días, y rezar mucho para que el papá encuentre un buen trabajo y ya no tenga que estar en la calle.

Pero Dios no escuchó esas plegarias mías, ni las de las muchas otras nenas que seguro rezaban por lo mismo. Las calles siguieron poblándose.
Con la adolescencia llegó la proactividad. Ya no solo participábamos de las campañas de recolección de víveres y abrigos; ya las organizábamos. Campamentos de acción social en Areguá donde despiojábamos y enseñábamos manualidades y un pesebre viviente a los chicos de la zona. Primeras clases de refuerzo en Cateura con la gente del colegio en un intento de apostar a la educación.
O los proyectos de la facultad. Ahí aprendí que no hay que dar pescado sino enseñar a pescar… y nos pasábamos tanto tiempo reunidos discutiendo sobre la didáctica de la pesca en sus diversas facetas e implicaciones que el año de CEFUC se nos acabó y nunca hicimos un carajo. El proyecto de educación sexual para las nenas que cuidaban los autos frente a la facu, como Romi, por ejemplo. Por cierto, años después Romi no está, no sé si porque encontró un trabajo de verdad o si porque está en su casa cuidando a sus hijos. Tanta proyectitis y reunitis, tanto divague ontológico y epistemológico sobre el tema, tantas ideas buenas al tacho! A little less conversation, a little more action.
A veces desearía haberme quedado con las tendencias políticas de mi juventud, de esos primeros años de facultad… en algún lugar del espectro de la izquierda, absolutamente indefinido por mi desconocimiento del tema: congresos bolivarianos, expropiación, anti privatización, ALBA, vergüenza y autohumillación por mis ganas de estudiar en el país of the enemy. Cuestiones por el estilo. Creía en la justicia social, en la igualdad de derechos, en la educación y la salud para todos, en la no discriminación, y asocié esas creencias a la izquierda. Hoy sigo creyendo en eso, pero no creo que los planteos de esta izquierda sean el camino para lograrlo. Descubrí demasiadas falencias en la misma y demasiados postulados básicos con los que discrepo. Pero mirá que sería lindo seguir creyendo fervientemente en la izquierda. Me afiliaría a algún partido o movimiento y le dedicaria horas y energias creyendo que lo que hago “está bien” (bien… esa palabra confusa) y que es de fundamental ayuda para mi prójimo, mi hermano, mi compañero, mi semejante. Pero no sé si ese es el camino.
Recuerdo también que en ese momento me sentía boluda e inútil por no estar familiarizada con la situación de los compañeros pescadores de Ayolas, de los compañeros indígenas que vivian al costado de la ruta porque ODD les sacó a balazos de su tierra, y 800mil otros problemas que hay en este país de mierda, y ahí me fui al mazo.
Mazo del que no salgo todavía.
Pensé, ¡hay tanto por hacer!, ¿y qué hago yo?, ¡no hago un carajo!
Por el bien de la patria y la parábola de los talentos decidí salir y capacitarme a lo más que me dé el cerebro, y volver y apostar al país, y con mi trabajo honrado y mi idoneidad iba a poner mi granito de arena.
Error. Not enough.
Capacitación no se valora lo suficiente. ¿Qué más puedo hacer? Pues bien. Nuevo desafío ante mi puerta. Educar. Métale a la tarea de la educación formal y no formal. Me desvivo por mis alumnos y los chicos del hogar. No desaprovecho una oportunidad para explicarle a alguien los problemas que trajo la dictadura. Digo abiertamente que no manejo bajo los efectos del alcohol y que ni en pedo pagaría una coima y le hago sentir mal a todo el mundo por ser una especie de freak puritano. Le bocino con todo al que quiere girar a la izquierda sobre doble amarilla. Etcéteras.
Y todas esas acciones me van carcomiendo.
Me carcomen porque maldita sea, también adquirí un pensamiento sistémico que me hace ver que no es solo causa-efecto, ni siquiera simplemente circular. Es una maldita red, una maldita espiral tridimensional llena de millones de factores que no están ni estarán remotamente en mis manos. Entonces, ¿qué? Todo lo que yo me desangro es 1. al pedo, y/o 2. solamente para acallar mi patética conciencia y hacerme sentir una buena ciudadana, con un dejo de superioridad porque yo sí hago mis tareas.
Fuck it, termino siendo una poser, y no es esa mi intención.
Maldito pensamiento sistémico.
Maldita conciencia que me dice que yo la tengo bien en la vida y debo colaborar para que otros también la tengan un poquito mejor al menos.
Cuando era más ilusa era más feliz.
Ahora me debato entre “qué está bien que haga”, “cuánto es el granito de arena que debo poner” y “cuál” es ese granito de arena.
Estoy absolutamente confundida.
No sé si esas 8 horas semanales que me paso en ese hogar peleándome con esos chicos sirven para algo o son solo mi cuota de buena hija ayudándole a su madre.
Sobre todo me mata pensar que yo pueda ser parte de la estructura de la que me quejo, la estructura mantenedora del problema. Me mata. Dar mi tiempo para algo que simplemente “no sirve” no es tan grave; veo tele y no me siento mal por eso, y ese tiempo tampoco “sirve”. Que no sirva es una cosa. Pero que sea parte de esas “soluciones mantenedoras del problema” me mata.
No sé si el objetivo es solo extraer unas sonrisas, y entonces está todo bien. O si el precio de las sonrisas es que el problema se mantenga… o si mi hogar no tiene ni siquiera tanto impacto como para solucionar ni mantener el problema y yo jejapo nomás me la estoy creyendo mucho.
Así sigo. Pregunto sobre teoría política y experiencias de otros países. Leo sobre familias multiproblemáticas y la intervención de las instituciones, desde una perspectiva sistémica. Busco desesperada una respuesta que no encuentro.
Mientras tanto, mi ideología está más de centro-derecha que nunca. Libertad, libre mercado, cero intervencionismo, fuerza al desarrollo económico y las empresas. No me gusta la gente que no quiere trabajar. Muerte a la corrupción. Chávez es un estúpido. Aguante las MPYMES.
Y con el hogar, todavía no sé que voy a hacer.


P.D. Que Sí Tiene Que Ver Del Día: Aguante las MPYMES que buscan la excelencia y la competitividad, no el aichinjáranga. Con este tema de planear el casamiento me encontré nuevamente con mil personas que no cumplen su palabra ni su trabajo... pero claro, después en Paraguay somos todos víctimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

1. ja ja ja ja ja.... =)
2. q bueno, q bueno q x mas de q el todo te carcoma, te sigas preguntando
3. ahora entiendo mas claramente como me ves
4. no tengas miedo, tene coraje!! q el coraje significa tener cor, q es corazon
5. y 7000 cosas mas, pero para hablarlas con cafe cuando vuelvas, esto es una simple sonrisa
(hace falta q firme??)