Mea culpa

Mil disculpas por la falta de posts.
En ciertas ocasiones una se da cuenta de que la gente no siempre es mentirosa. Por ejemplo, cuando te dicen:
1. Planear tu casamiento es un estrés, y
2. pasa demasiado rápido, por lo tanto
3. tratá de disfrutarlo al máximo en vez de sufrir.
En eso estoy. Dura la tarea pero ya da.
Ya da porque... entre tantas peleas por estupideces igual suceden cosas que te muestran que no podrías haber elegido camino más correcto. Veamos. Las estupideces incluyen discusiones sobre si la tarjeta será en papel vergé o en nettuno artico, si va a llevar marca de agua o no, si los bombones van a ser normales o esos estúpidos y caros "Bien Casados", si el vino va a ser Syrah o cualquier cosa, si vale la pena invertir en champagne Chandon para que los perros se ahoguen nomás igual, y demás gansadas (no puedo contar tanto, algunas cosas deberían ser sorpresa!). Pero en el camino te das cuenta de que el abrazo con tu novio ya es más profundo, de que las cosas de las que hablan ya están a otro nivel, y que la comprensión que se gestó entre ambos ya es cosa de otro planeta. Ves también qué mucho te quiere la gente había sido (si Fulanito se va a pichar si no le invitás, algo pues le tenés que importar...) y te acordás de qué mucho que le querés vos a mucha gente. Sobre todo yo, una ingrata de aquellas. Pueden preguntarle a mis compañeros de colegio, o mejor aún a mis compañeras, a ver qué hay de cierto en eso. Pero les quiero, les adoro, me muero por ellos y ni tarada me caso sin tenerles a mi lado.

P.D. Nada Que Ver Del Día: Hubiera sido más lindo si hubiera logrado bajar de peso todo lo que quería. Una vez más no lo logré, y esta era la última oportunidad. Ahora sí, ya estoy condenada a ser gorda por el resto de mi vida.